Marzo de 2021. Hace un año nos encontrábamos en Islandia cuando estallaba la pandemia y el consecuente estado de alarma. Entristecidos y decepcionados nos vimos obligados a regresar a España con un grupo de viajeros que había aterrizado hacía tan solo tres días con la intención de retratar al zorro ártico, el único mamífero terrestre autóctono del país de fuego y hielo.
En esta ocasión regresamos con algunos de esos mismos viajeros y algunas caras nuevas para emprender de nuevo la aventura, esta vez, por fin, con final feliz.
LA LOGÍSTICA
Nos encontramos por lo tanto en la segunda edición oficial de este viaje fotográfico. En esta ocasión Tato Rosés y yo guiaremos el viaje, separando el grupo en dos para reducir el posible estrés hacia la fauna silvestre.
Sin embargo este viaje tampoco es “normal” al 100 %, pues nos encontramos todavía bajo una pandemia mundial, y aunque Islandia es un país con poca incidencia de coronavirus debemos seguir la normativa, pasando por una friolera de hasta tres PCR. Después de pasar por todos los trámites finalmente nos trasladamos en barco a la península deshabitada de Hornstrandir. Durante una semana seremos los únicos seres humanos en este lugar y con suerte podremos vivir grandes aventuras y fotografiar zorros árticos en su pelaje invernal.
ESPERANDO AL ZORRO ÁRTICO
El paisaje del lugar es inmenso en todas direcciones. Se puede respirar la sensación de libertad –y no solo por el hecho de no tener que llevar mascarilla-. Hace sol, pero el aire es fresco y las temperaturas también. Nos encontramos a un grado bajo cero y pese a ello pasamos el día fuera, tumbados en el suelo nevado esperando la aparición de los zorros.
El zorro ártico tiene un olfato capaz de detectar la carcasa de un animal muerto metro y medio bajo la nieve, motivo por el cual aunque escondamos nuestra figura somos fáciles de detectar. Es por ello que preferimos ser vistos en seguida y demostrar con nuestra actitud que no representamos un peligro. Sin embargo los primeros dos días se hacen bastante de rogar. Sus apariciones son breves y distantes, aunque nos permiten realizar algunas composiciones minimalistas bastante interesantes.
Pese a que el zorro se hace de rogar el paisaje nos recompensa con luces mágicas tanto de día, a través de un espectacular atardecer, como de noche, a través de la danza de la aurora boreal, que saca tímidamente la cabeza en medio de una noche parcialmente nublada.
NUESTRAS CAMINATAS
En momentos de buen tiempo también aprovechamos para realizar pequeñas caminatas y alguna excursión con algo más de desnivel con los viajeros más aventureros. Esto nos permite explorar la zona paisajísticamente, descubriendo puntos de interés alejados de nuestro campamento base y adentrándonos en territorios de otros zorros.
Sin embargo en esta zona de Islandia la meteorología no solamente es difícil de prever sino que además es muy cambiante, por lo cual una excursión que empieza soleada puede terminar con viento, niebla o nieve. Estos cambios bruscos son los que hacen que Islandia sea un lugar maravilloso para fotografiar el paisaje, pero también nos hacen entender las duras condiciones en las que vive este animal.
¿HAY ALGÚN ZORRO AHÍ?
Llegados al tercer día de nuestra aventura nos preguntamos qué habrá pasado con el zorro y su actitud temerosa. El grupo empieza a preguntarse si podrá tomar alguna fotografía decente de este esquivo animal cuando de repente el zorro aparece como si nada, caminando entre nosotros. Tras dos días de recelo ha terminado por comprender que no presentamos ningún peligro y ha decidido, como animal curioso que es, acercarse a investigar.
No nos lo podemos creer, pues al rato de fotografiar con teleobjetivo decidimos cambiar nuestras ópticas por otras más angulares. Ni siquiera los guías nos lo podemos terminar de creer. Por primera vez en años podemos tomar una fotografía de este animal con un gran angular (en mi caso el 7-14 mm de Olympus, que equivale a un 14-28 mm de formato completo). No solamente en el aspecto fotográfico es increíble, sino que además la estampa es para quedarse boquiabiertos: un pequeñísimo zorro ártico paseándose como si fuera un perrito entre los viajeros. Viendo las fotografías cualquier persona podría pensar que se trata de un ejemplar domesticado, pero nada más lejos de la realidad.
El breve rato que pasa fotografiando el zorro se nos hace eterno, como si el tiempo se hubiera detenido mientras tomamos fotos. Sin embargo nuestra sed de fotografías pronto se ve saciada y decidimos dejar tranquilo a este ejemplar para dar un paseo resiguiendo la costa.
Si bien nuestra intención con este paseo es más bien paisajística terminamos encontrándonos con otro ejemplar de zorro ártico. En este caso además tenemos la oportunidad de observarlo y fotografiarlo mientras se come los despojos de un bacalao.
El zorro ártico no es precisamente un gran pescador, pero sí que es un magnífico carroñero. En esta zona de Islandia las tormentas se suceden una tras otra y el zorro aprovecha todo lo que llega muerto por mar, y las playas en marea baja son un buen lugar donde encontrar de todo: desde moluscos y algas hasta aves (sobre todo en verano) o peces muertos (todo el año).
El bacalao es un manjar para el zorro ártico, que lo saca de la playa y lo sube por las pendientes nevadas hasta un lugar más cómodo donde comer. A veces puede guardar varias piezas de bacalao para comerlas más tarde. Una vez devorado, utiliza sus espinas para marcar los límites de su territorio.
LOS RATOS EN CASA
Después de un empacho de zorros regresamos a nuestra casita, donde disfrutamos de una buena sauna y una ducha de agua caliente, seguida de una suculenta cena islandesa gentileza de nuestro chef Smári.
Los ratos entre sesiones de fotos los pasamos en este lugar, desde donde vemos lo que sucede en el exterior a través de los grandes ventanales y con la comodidad de una agradable temperatura interior. También aprovechamos el rato para hablar sobre el zorro ártico y dar algunos consejos fotográficos.
UN PASEO CON VISTAS… Y ZORROS
Después de desquitarnos con dos zorros distintos el día anterior y tras estar un rato observando en el exterior de la casa sin avistar nada más interesante que la aparición de un arcoíris y el movimiento de las luces y las sombras con el incesante paso de las nubes, terminamos por salir a dar un paseo.
Este paseo viene con doble sorpresa. La primera es la lluvia fina que empieza a caer según empezamos a caminar, y la segunda el encuentro con un ejemplar de zorro que duerme plácidamente sobre la vegetación. Tomamos unas fotos y tras despertarlo con nuestro olor decidimos dejarlo tranquilo. Sin embargo, un rato después nos encontramos con este mismo ejemplar merodeando por la casa, de modo que aprovechamos para tomar algunas fotografías con un nuevo telón de fondo hasta que la luz del día empieza a rivalizar con las elevadas sensibilidades ISO de nuestras cámaras.
SE ACERCA UNA TORMENTA
Esta frase es como un déja vu en esta zona de Islandia. Yo creo que debe oírse unas 6 o 7 veces al mes, de modo que casi en cada viaje tenemos una. La verdad es que llevamos días con mala mar, y si realmente se acerca una tormenta deberemos abandonar el lugar antes de que llegue. De otro modo corremos el riesgo de quedar atrapados y eso no nos interesa, porque nos hemos enterado de que el volcán Fagradalsfjall ha entrado en erupción y queremos tratar de acercarnos a la zona y fotografiar este espectáculo de la naturaleza.
Es por ello que pedimos el barco de regreso y caminamos con nuestras maletas a través de las primeras rachas de nieve de la tormenta mientras el barco se acerca.
Una vez en el barco observamos como poco a poco nos alejamos de esta tierra y de nuestros queridos zorros, que seguirán correteando entre las laderas nevadas en busca constante de algo que comer.
DE AURORAS Y VOLCANES
Ya hemos adelantado que este viaje termina con un final feliz. Y es que los últimos dos días de viaje podemos gozar por un lado de las mágicas Luces del Norte sobre los fiordos del Oeste, y como traca final logramos acceder a Fagradalsfjall para fotografiar y vivir en primera persona la erupción volcánica. En resumen, un viaje que nos ha mostrado los más intensos y bellos espectáculos de la naturaleza, y esta vez, más que nunca antes, hemos podido gozar del país de hielo y fuego.
Que no te lo cuenten...¡Vívelo!
Estos viajes fotográficos y de aventura no serían nada sin los intrépidos viajeros que nos acompañan. Es por ello que queremos dedicar las últimas líneas del post a darles las gracias. Sin ellos, nada de esto sería posible
Gracias por acompañarnos Joan, Jose, Carme, Toni, Fina, Josep María, Francesc y Xavi
Y tú que estás leyendo estas líneas y no ves tu nombre aquí, la próxima vez no leas nuestras aventuras, ven a vivirlas con nosotros. Puedes ver nuestros próximos viajes fotográficos aquí
Como de costumbre, terminamos la crónica con un resumen fotográfico de los mejores momentos del viaje.
2 comentarios en “Expedición zorro ártico (invierno 2021): Crónica y fotos”
Grans records d’aquest maravellos viatge!!!.
Excelentes recuerdos, sin duda alguna, sobre todo por la compañía!