Un buen día de febrero nos encontrábamos de nuevo entre las hayas de un bonito bosque en la provincia de Osona. En realidad, este fototrekking lo íbamos a realizar en la Garrotxa, pero a causa de la falta de agua lo tuvimos que cambiar a esta otra zona, donde tuvimos la fortuna de disfrutar de un pequeño río y una cascada, que aunque no estaba pletórica nos permitió hacer excelentes fotografías.
El día amaneció soleado y con una temperatura más alta de lo habitual para esta época del año. El sol, sin el filtro de las nubes, complicaba la toma de fotografías, pero en condiciones difíciles es cuando más se aprende. Entre otros recursos utilizamos los troncos y las hojas para tamizar la luz dura y directa del sol y crear llamativos efectos de contraluz.
En la pista de aproximación al bosque nos encontramos con un ternero que tendría horas de vida y nos entretuvimos inmortalizando desde cierta distancia sus primeros intentos para ponerse en pie mientras su madre lo vigilaba de cerca.
Una vez en el bosque comenzamos a buscar motivos y escenas interesantes, como hongos, tocones, árboles perfilados contra la luz del día, hojas secas, helechos marrones… Está claro que los bosques también son fotogénicos en invierno, una vez han desaparecido los llamativos colores del otoño. Solo se requiere un poco más de pericia y creatividad.
En la zona más húmeda del bosque, en una vaguada umbría, los troncos de los árboles están permanentemente cubiertos de musgo. Es un rincón precioso pero caótico, por lo que supone un interesante reto fotográfico. En esta zona el río arrastra basura que la gente tira despreocupadamente valle arriba, por lo que siempre que venimos recogemos unos cuantos plásticos y latas.
Sorteando el cauce de este río somero llegamos a un claro del bosque donde una preciosa cascada nos mantuvo ocupados durante horas. Con ayuda del trípode y filtros de densidad neutra logramos captar fotografías que registran el movimiento del agua y los remolinos que trazan las hojas caídas de los árboles. Son imágenes que no se aprecian a simple vista, por lo que muestran una realidad invisible muy atractiva.
Después de esta sesión fotográfica continuamos la excursión por un sendero que serpentea montaña arriba, pasa por antiguos molinos y cruza por un puente medieval rodeado de bosque. En este punto bajamos al río y nos hicimos una foto de grupo que resume sin palabras un día bien aprovechado y en buena compañía. Luego retomamos el sendero hasta el punto más alto, desde donde contemplamos un extenso paisaje boscoso, cuajado de árboles de distintas especies ahora de color gris y marrón, pero no por ello exentos de belleza.
Finalmente regresamos al punto de inicio, donde celebramos nuestra aventura fotográfica con una cerveza, un té, un café, un Cacaolat… ¡¡Cada uno con su bebida favorita!!
Muchas gracias por acompañarnos y por crear un grupo tan majo: Ina, Jose, Josep, Fina y Carme (¡¡que aunque no pudiste venir, estuviste en nuestros pensamientos!!). Esperamos que lo hayáis pasado de lujo y que nos volvamos a ver pronto.
Y tú, que estás leyendo esta crónica y te estás muriendo de envidia por no haber venido, ya puedes revisar nuestros próximos phototrekkings aquí.
