Los fotógrafos de paisaje siempre vamos tras las luces más extremas. Su tonalidad, contraste y saturación nos tienen corriendo de un lado para otro entre amaneceres y atardeceres, pero también aparecen luces muy bonitas durante y después de una tormenta. Y es que ya dice el dicho que después de la tormenta viene la calma, o en este caso, el arcoíris.
En este artículo vamos a hablar tendidamente sobre qué es y cómo fotografiar el arcoíris con éxito.
¡Atento a los trucos!
Qué es y cómo se forma un arcoíris
El arco iris es un efecto óptico tan espectacular como efímero que ha despertado la curiosidad del ser humano desde tiempos ancestrales. Su aparición periódica y repentina sobre el cielo hizo que el ser humano tratara de darle sentido desde la mitología y la religión y no fue hasta finales del siglo XVII que Isaac Newton dio con la explicación científica.
Newton demostró que al pasar un haz de luz blanca a través de un prisma de vidrio esta se refractaba y dividía en todas las longitudes de onda del espectro visible, de lo cual se dedujo que la luz blanca es en realidad una combinación de todos estos colores.
Esto es lo mismo que sucede en la formación de un arcoíris, funcionando cada pequeña gota a modo de prisma. Cuando la luz alcanza una gota de lluvia, gran parte de ella la atraviesa, pero un pequeño porcentaje se refracta en los bordes de la misma y posteriormente se refleja hacia el exterior. Lo que nosotros observamos desde nuestra posición es la refracción y reflexión combinadas de la luz de millones de gotas, que forman bandas de color de las longitudes de onda de todo el espectro visible, quedando los rojos (longitud de onda larga) en la parte externa del arco y las ondas cortas (azul y violeta) en la parte interna.
¿Alguna vez has intentado alcanzar el arcoíris?
Existen diversas leyendas y fábulas sobre el origen y la naturaleza del arcoíris. Quizás la más conocida sea la leyenda de origen irlandés, que nos cuenta que si logramos llegar al final del colorido arco, justo en el punto en el que el fenómeno toca el paisaje, encontraremos una olla repleta de monedas de oro y un séquito de leprechauns (pequeños duendecillos pelirrojos). Sin embargo, por mucho que avancemos hacia el arcoíris nunca logramos alcanzarlo. Parece estar siempre igual de lejos, como si huyera de nosotros para mantener las distancias.
El porqué de esta situación es muy sencillo, y explica también el hecho de que dos personas que observen un arcoíris situadas una al lado de la otra están observando en realidad dos arcoíris diferentes. Esto es así porqué el arcoíris depende del movimiento de las gotas, la posición del Sol y finalmente de la ubicación del espectador.
Cuando caminamos en dirección a un arcoíris, lo que estamos viendo no es un arcoíris sino varios, pues a cada paso que avanzamos cambiamos de ubicación y por lo tanto, nuestro arcoíris original desaparece. A medida que avanzamos perdemos un arcoíris de vista y otro toma su lugar en el siguiente plano de gotas de agua. Es decir que, en realidad, al movernos no estamos observando un arcoíris, si no varios.
Cómo observar el arcoíris: ¿Dónde y cuándo aparecerá?
Al formarse por la interacción entre el Sol y la lluvia, normalmente aparece antes o después, pero nunca durante un chubasco. Esto es porque para observarlo deberemos situarnos en una ubicación entre la lluvia y el Sol. Para localizar el arcoíris deberemos mirar hacia el punto antisolar (justo al lado opuesto del Sol).
Los arcoíris también dependen de la cercanía del Sol al horizonte, lográndose los escenarios más impresionantes cuando el Sol está muy bajo, por la mañana o al atardecer. Cuando el Sol está muy alto el arcoíris será más pequeño que cuando esté cerca del horizonte. De hecho, si imaginamos que no tuviéramos horizonte, el arcoíris sería completamente circular, como sucede cuando se observa desde un avión.
Finalmente, hay que tener en cuenta que los arcoíris se verán de forma más marcada cuando las gotas de lluvia tengan un gran tamaño, pues la luz se dispersará mejor. Es por ello que cuando la lluvia es muy fina los colores se desvanecen.
Trucos y consejos para fotografiar el arcoíris
Hasta ahora hemos explicado en qué consiste este fenómeno y cómo localizarlo, pero ahora vamos a centrarnos en cómo fotografiar el arcoíris cuando por fin nos encontramos frente a uno.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que si vamos tras el arcoíris la lluvia no anda lejos y por lo tanto, deberemos ir preparados con ropa impermeable y utilizar parasol en nuestro objetivo para proteger el cristal de las posibles gotitas que pudieran estropear nuestros resultados fotográficos.
Una vez llegados a este punto, deberemos tomar una serie de decisiones que definirán qué aspecto tendrá nuestra imagen.
Fotografiar el arcoíris: Polarizador, ¿Sí o no?
El filtro polarizador suele andar en las mochilas fotográficas de la inmensa mayoría de fotógrafos de paisaje. Esto es porque tiene unas cuantas cualidades interesantes. Por ejemplo, ayuda a eliminar molestos reflejos en superficies no metálicas, pero también contribuye al incremento de saturación y a lograr tonos más oscuros en los tonos azules del cielo, ayudando a ganar contraste cuando tenemos cielos parcialmente nublados.
Teniendo todas estas virtudes en cuenta, utilizar un filtro polarizador al fotografiar arcoíris nos puede ayudar en gran medida, pues disminuye los reflejos especulares existentes en las gotas de agua. Esto produce un oscurecimiento del fondo y ayuda a intensificar los colores, permitiendo que las longitudes de onda se refracten desde las gotas en toda su intensidad.
Fotografiar el arcoíris: gran angular vs teleobjetivo
Hay que tener en cuenta que aunque es difícil medir un arcoíris, sabemos que su tamaño angular siempre es el mismo. Por lo tanto, para que quepa desde un extremo al otro del encuadre necesitaremos utilizar un objetivo gran angular. No obstante, las fotografías más nítidas de arcoíris suelen estar realizadas con teleobjetivo.
Teniendo esto en cuenta, lo primero que deberemos decidir es si el paisaje que tenemos delante, aparte de la belleza del fenómeno óptico, se presta a un tipo u otro de composición. Un error común es maravillarse con el arcoíris y olvidarse de todo lo demás, de modo que mi consejo será que una vez detectado el arcoíris sondeéis el paisaje en busca de su compañero o compañeros de composición. Para que quede claro: la composición manda.
Con paisajes más “sosos” o en ausencia de primeros planos o sujetos de interés a corta distancia puede ser más interesante utilizar el teleobjetivo y centrarse en como interactúa el fenómeno con las montañas o el paisaje lejano.
Por el contrario, cuando el primer plano sea de gran interés o en él suceda algún tipo de acción, lo ideal es utilizar un gran angular e incluir todos estos puntos en la imagen.
En ocasiones también puede ser que los motivos de gran interés del paisaje requieran de una focal larga para ser captados con detalle, como puede ser la aparición de fauna salvaje en el horizonte o incluso si el punto de interés coincide con el final del arcoíris, como sucede en la famosa fotografía de Galen Rowell “Arcoíris sobre el palacio de Potala”. Y es que usar el teleobjetivo no nos sirve solamente para capturar el arco en primer plano y sin el paisaje, sino que contribuye a ser más críticos y selectivos con aquello que encuadramos.
Fotografiar el arcoíris: fotografía panorámica
Crear imágenes panorámicas nos puede ayudar a mostrar la grandeza del paisaje, pero también puede contribuir a que nos quepa todo el arcoíris en el encuadre aun cuando no podemos contar con un objetivo de focal muy corta. Esto también puede ser muy útil cuando nos encontremos frente a un arcoíris doble, cuyo segundo cuenta con un radio angular más amplio y que se nos escapa de las manos con prácticamente cualquier objetivo por muy angular que sea.
De todos modos, lo interesante de la fotografía panorámica no solamente será el hecho de obtener una fotografía con el arcoíris completo, sino que además, al sumar varios archivos tendremos como resultado una fotografía de mayor resolución y por lo tanto, ampliable a un tamaño mayor en caso de querer realizar una copia impresa.
Eso sí, deberemos tener en cuenta dos factores de vital importancia: el primero es el solapamiento, es decir, el porcentaje necesario de paisaje repetido entre tomas consecutivas para su posterior unión. El segundo factor a tener en cuenta es cuidar los errores de paralaje que puede causar situar un sujeto muy cerca del objetivo.
Extra: arcoíris doble
Como comentaba en el apartado anterior, a veces es posible ver un arcoíris doble. Es decir, un arcoíris que, aparte de su arco primario, muestra un segundo arco más debilitado en la zona externa. Una curiosidad sobre el arcoíris doble es que en el arco principal la banda interior es azul y la externa es roja, mientras que en el arco secundario la secuencia de colores se muestra de forma invertida.
Para fotografiarlo deberemos decidir entre obtener una sección de ambos arcos con la ayuda de una focal larga o teleobjetivo o si por el contrario, queremos lograr ambos arcos por completo. En tal caso utilizaremos la técnica de la fotografía panorámica como se explica más arriba.
Extra: arco iris nocturno
Del mismo modo que de día podemos observar un arcoíris podríamos verlo de noche. Su formación es similar, con la diferencia que, de noche, substituiremos el Sol por la Luna. De hecho, en inglés se conoce por moonglow a este fenómeno tan curioso.
Como cabe imaginar, el arco iris nocturno es más complicado de retratar que el diurno porque nuestros ojos no están adaptados a la falta de luz y, aunque el arcoíris esté presente, puede pasarnos desapercibidos, como me sucedió en el caso de la fotografía más abajo.
Me encontraba en una expedición por una región salvaje de Laponia cuando, durante una noche de auroras boreales apareció en la distancia un pequeño arcoíris nocturno.
Quizás fuera por su pequeño tamaño o quizás fuera porque toda nuestra atención se centraba en el baile de las luces del norte, pero no nos percatamos de que estaba ahí hasta revisar los resultados una vez terminada la sesión.
Para fotografiar arcoíris nocturnos simplemente tendremos que aplicar los mismos parámetros que mantendríamos en la misma composición nocturna en caso de que este no estuviera allí y, por lo tanto, la dificultad de esta toma está precisamente en que tengamos el arcoíris nocturno presente en el paisaje.
Extra: arco iris blanco o arcoíris de niebla
Los arcos de niebla aparecen cuando la luz solar incide en las gotas de agua del interior de una capa de niebla. Estos arcos generalmente no tienen color o son prácticamente incoloros, porque las gotas de agua son demasiado pequeñas como para dispersar correctamente el color.
También se le llama arco de hielo cuando el mismo resultado blanquecino lo obtenemos a partir de nubes en las que en vez de gotas hay cristales. Esto suele darse en regiones frías.
En la fotografía inferior pudimos inmortalizar este arcoíris blanco en las nubes que chocaban contra los fiordos del Oeste. Al chocar con el primer muro de tierra tras kilómetros y kilómetros de océano ártico se arremolinaban creando esta especie de niebla localizada. Sobre las nubes y el majestuoso arco sobrevolaban los fulmares boreales, contribuyendo a una bonita estampa.
Fotografiar arcoíris en lugares insospechados
Puede parecer curioso, pero también existen casos en los que se pueden recrear las características que hacen que se cree un arcoíris de forma “natural”.
Si lo pensamos, solo necesitamos estar ubicados entre el Sol y la lluvia, pero esta lluvia podría ser una cascada, una fuente o incluso un aspersor. Seguro que si te paras a pensar recordarás que en algún momento has podido observar un arcoíris en alguna de estas circunstancias.
Si bien la fuente y el aspersor no son muy interesantes para un fotógrafo de naturaleza, la cascada sí que puede darnos mucho juego. Si conoces alguna en la que incida la luz del Sol frontalmente durante la salida o la puesta de sol podría ser una buena oportunidad para fotografiar un arcoíris sin lluvia y con un resultado muy fotogénico.
Una curiosidad es que también pueden formarse arcoíris nocturnos en las cascadas.
¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Habías fotografiado antes arcoíris? ¿Te animas a intentarlo?
1 comentario en “Cómo fotografiar el arcoíris”
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