En nuestra tercera edición del Phototrekking de otoño en el Valle de Tena, el paisaje nos recibió, por primera vez, con un día soleado y unes agradables temperaturas. Esto era motivo de satisfacción de los participantes, pero el “buen tiempo” iba a requerir se un sobreesfuerzo fotográfico, pues es de buen saber que a los fotógrafos nos encanta el mal tiempo, y más aún si se trata de fotografiar en el interior de un bosque de otoño.
La primera sorpresa fue que los cielos despejados nos permitieron un pistoletazo de salida con una sesión de fotografía nocturna, en la que destacaba la presencia de Tauro y las Pléyades y en la que no nos faltó la presencia de la Via Láctea de otoño.
La mañana siguiente nos concentramos completamente en la excursión estrella de este Phototrekking, que nos llevaría a descubrir tres tipos de paisaje diferenciados. El primero, un hayedo, el del Betato, llamado así por las historias de brujería que susurran los árboles, nos presentaba los colores del otoño, que entremezclaban amarillos, naranjas y ocres, con algún todo rojo que destacaba en la distancia.
Las posibilidades del bosque son muchas, y aunque la luz hacía complicadas algunas composiciones, nos animó a buscar otros modos de ver el paisaje y exprimir nuestras capacidades compositivas y creativas. Al menos, hasta salir del bosque, donde nos encontramos con las praderas alpinas y las vistas de las montañas de la Sierra de Partacua, todas ellas con las faldas vestidas de otoño.
Mientras subíamos por el sendero, algunas vacas se nos cruzaban, haciéndonos de modelo frente al paisaje pirenaico.
Sin duda alguna, la guinda fue poder llegar al Ibón de Piedrafita, punto más lejano y elevado de la excursión, por primera vez en tres ediciones que llevo organizando esta actividad. Frente al reflejo de la Peña Telera en sus aguas, pudimos descansar mientras veíamos como el Sol bajaba, cambiando la luz sobre los prados y alargando la sombra en las montañas. Cuando el Sol se escondió tras la montaña llegó el momento de regresar, esta vez por un sendero algo distinto, que nos permitió encontrarnos con nuevos rincones del bosque.
Dentro del hayedo y con el Sol tras el horizonte la luz poco a poco iba menguando, por suerte contábamos con la ayuda de nuestros frontales, que dibujaban un río de luz en el hayedo, como si de las mismas brujas de Tramacastilla se tratara, llegamos al fin de la ruta en la penumbra de la noche.
El domingo nos esperaba con una excursión más corta y sencilla, pero no por ello falta de interés fotográfico. Después de un buen desayuno nos dirigimos a un pequeño sendero que nos llevó entre prados y bosque, hasta una de las cascadas más conocidas pero escondidas de la zona. Allí pudimos jugar con los filtros fotográficos tipo “densidad neutra” para quitar luz y jugar con las largas exposiciones y el efecto seda. De regreso además, pudimos plasmar algunas imágenes del entorno otoñal, recibiendo a las primeras nubes finas que avisaban de un próximo cambio de tiempo.
Sin duda, resultó ser un fin de semana en el que no faltó de nada. Os dejo como de costumbre, con la foto de grupo y con una pequeña selección de imágenes de esta actividad. Agradecer a los participantes (Claudia, Àngels, Joan, Eduardo, Xavier, Francesc e Isabel) su presencia (¡Sois geniales, chicos, seguid así!). Para los que os lo habéis perdido, seguid este enlace para ver las próximas actividades: http://indomitus.eu/formacion/