Casi sin darnos cuenta llegó el otoño y con él, uno de nuestros phototrekkings más recurrentes: El hayedo embrujado cumple su séptima edición en el Valle de Tena. En esta ocasión, comenzamos el viernes con una bienvenida bien especial: la primera nevada del año, que lo tiñe todo de blanco y contrasta con los amarillos, rojos y ocres del follaje otoñal.
Sin embargo, lo que el viernes por la tarde era una bonita nevada se convirtió en lluvia intensa el sábado, manteniéndonos encerrados durante lo que sería el día de la excursión estrella y confirmando que por primera vez en la historia de los phototrekkings el “mal tiempo” nos ha impedido una excursión.
Pese a ello aprovechamos el sábado para realizar un curso intensivo de fotografía de paisaje, combinándolo con una buena comida y dos sesiones de cine indomitus con palomitas y moscatel.
Debido a este imprevisto meteorológico, decidimos pasar la excursión del sábado al domingo, cuando por fin la lluvia se detuvo y nos mostró el paisaje en todo su esplendor. Los colores del otoño estaban en su apogeo, el cielo nublado nos prometía una buena sesión de fotografía de bosque, mientras las cumbres aún nevadas se mostraban y ocultaban en una danza con la niebla alta.
Otra sorpresa debida a la meteorología es que la sequía que asedia a todo el país aquí no aparecía por ningún lugar. Los embalses estaban más llenos que nunca, aparecían cascadas y ríos donde nunca antes los había habido y en ocasiones, el propio sendero se convertía en un abundante río de montaña, que nos hacía agradecer contar bon botas impermeables en más de una ocasión.
Como consecuencia de la lluvia los colores del otoño estaban en todo su esplendor. Dentro de la gran variedad arbórea de la zona se mezclaban los verdes oscuros de los pinos y abetos con los variados tonos cálidos de los árboles de hoja caduca, que desplegaban un abanico desde el amarillo intenso hasta el rojo fuego.
En el suelo y ocultos en los troncos de los árboles, distintas especies de hongos poblaban el paisaje, haciendo las delicias de nuestras fotografías más detallistas. Y es que en ocasiones varios fotógrafos rodeaban un mismo árbol caído con variedad de formas sugerentes.
También algunas zonas del bosque fueron propensas para practicar técnicas creativas de larga exposición, jugando con los movimientos de cámara y de zoom para deformar el paisaje y darle una presencia más fantasmagórica, en honor el nombre del phototrekking, “el hayedo embrujado”.
Una vez llegamos a la parte más alta del bosque sacamos la cabeza de la vegetación para volver a gozar de las vistas de las elevadas montañas que nos rodeaban y gozar así del juego de luces y nieblas que modificabann constantemente las galas del paisaje natural a nuestro alrededor. En una ocasión, pudimos observar el ir y venir de varios buitres comunes sobrevolando la Peña Telera y toda la Sierra de Partacua.
Después de un largo camino entre prados y senderos colonizados por las aguas de las recientes lluvias volvimos a penetrar en el denso bosque, donde nuevamente pudimos disfrutar de un baño de otoño en una de las zonas mas bonitas del hayedo y dando así un majestuoso punto y final a un fantástico día.
Muchas gracias Pedro, Oriol, Pep, José Luis, Jordi, Emilia y Alejandro por acompañarme un año más en esta aventura pirenaica. Y tú, que estás leyendo esta crónica y te estás muriendo de envidia por no haber venido, ya puedes revisar nuestros próximos phototrekkings aquí.
1 comentario en “El hayedo embrujado 2023: crónica y fotos”
Un trekking totalment recomanable.
Si teniu la sort de coincidir amb mal temps per la neu, encara serà més espectacular, com ens va passar enguany. Veureu la trasicio tardor hivern en una sola imatge. I s’en poden fer cents.