Un año más llega el momento de celebrar el phototrekking más aventurero del año: Ibones y estrellas. En este phototrekking un grupo muy reducido de phototrekkers nos acompaña cada año a una zona poco frecuentada del Pirineo, donde montamos el campamento junto a un precario refugio libre para fotografiar paisajes de alta montaña y el cielo nocturno.
Este año, y coincidiendo con el punto álgido de los colores de otoño, nos reunimos para la tercera edición de esta actividad tan especial. El primer día nos encontramos a última hora de la tarde para revisar las mochilas y repartir la comida y las tiendas de acampada. Antes de la cena aprovechamos para explicar el funcionamiento del día a día durante la excursión.
A la mañana siguiente nos dirigimos hacia el punto de inicio de nuestra ruta. Pasamos varias horas en la parte baja del bosque, donde la paleta cromática del otoño acompaña a un río majestuoso por las lluvias de los últimos días. Durante la mañana ponemos en práctica diversas técnicas para captar detalles del bosque, amplios paisajes y también para registrar exposiciones largas.
Por la tarde comenzamos a subir hacia el collado que conduce hacia al lugar donde pasaremos los dos próximos días. La ascensión zigzaguea por terreno rocoso y nos ofrece la oportunidad de disfrutar de amplias vistas de pájaro sobre el paisaje. Una vez en el punto más alto un arcoíris ilumina el nuevo valle.
Desde las alturas se divisa el pequeño refugio no guardado que marca nuestro destino, rodeado de incontables ibones de distintos tamaños que reflejan el paisaje y el cielo.
Todo lo que sube baja, y poco a poco alcanzamos el primer ibón, un espejo perfecto en el que se reflejan las nubes y las montañas. Las luces cambiantes ofrecen excelentes posibilidades fotográficas; un breve descanso antes de llegar a nuestro destino.
Una vez en el refugio descubrimos que pese a tratarse de un lugar tan poco conocido no somos los únicos en tener la idea de venir hasta aquí, así que tras comprobar que el grupo que se aloja esta noche no cuenta con tiendas de acampada decidimos plantar nuestro campamento en las inmediaciones. Incluso dos valientes phototrekkers se animan a hacer su primer vivac bajo las estrellas, con el regalo de una impecable Vía Láctea.
Antes de irnos a dormir los que estamos menos cansados disfrutamos de una buena sesión de fotografía nocturna. Además de un precioso cielo estrellado no hay brisa nocturna, por lo que los reflejos en los lagos nos permiten poner en práctica la creatividad fotográfica. Hacia un lado la impresionante Vía Láctea. Hacia el otro, Tauro, Júpiter y las Pléyades alzándose sobre las montañas nevadas del macizo del Besiberri.
Al día siguiente nos despertamos con un sol que calienta el alma, pero por suerte, para cuando comenzamos nuestra excursión las nubes mejoraron la iluminación. Realizamos una sencilla excursión que nos lleva a recorrer algunos de los lagos más bonitos y escondidos de la zona y logramos ganar algo de altura para fotografiar el paisaje desde un punto de vista privilegiado. Alguno incluso decidió ascender un pequeño collado para alcanzar mejores vistas.
Por la tarde, otra excursión circular nos permite gozar no solo de otro lago oculto por el relieve del paisaje, sino que además podemos contemplar las vistas valle abajo, donde el día anterior estuvimos retratando el paisaje desde el bosque.
Desde las alturas, colonizadas por algunos arbustos y pinos negros disfrutamos de la paleta de colores del otoño que recorre la falda de las montañas y los enormes peñascos graníticos salpicados por las primeras nieves del año.
Sin duda disfrutamos el día hasta el último instante. Regresamos al refugio con las últimas luces, alumbrando el camino con nuestros frontales. Esta noche algunos participantes se mudan al refugio, mientras que otros montan nuevamente el campamento. Antes de caer en el abrazo de Morfeo disfrutamos de la cena habitual, pero con un pequeño añadido: unas “terroríficas” chocolatinas y una caja de panellets nos ayudan a celebrar la castañada y el Halloween entre risas, animadas conversaciones y un cielo nublado que no nos permite esta fotografiar más estrellas.
Amanece nuestro último día en este lugar tan especial. Después de un buen desayuno desmontamos el campamento y poco a poco deshacemos el camino hasta nuestros vehículos. Por el camino aún se presentan algunas oportunidades fotográficas, sobre todo cuando bajamos de cota y el bosque otoñal reaparece frente a nosotros. No podemos evitar hacer mil y una paradas para inmortalizar toda esta variedad cromática. Finalmente nos despedimos entre risas y una buena comida.
Muchas gracias por compartir esta nueva edición de Ibones y estrellas: Carmen, José Luís, Alejandro, Xavier y Jaume. Sin vosotros esta excursión no habría sido tan especial. Esperamos que guardéis estas experiencias para siempre y que pronto coincidamos de nuevo.
Y tú, que estás leyendo esta crónica y te estás muriendo de envidia por no haber venido, ya puedes revisar nuestros próximos phototrekkings aquí. https://indomitus.eu/phototrekking/