Las 6 de la mañana. Suena el despertador. Ha estado lloviendo intensamente toda la noche. Salimos al balcón y miramos el cielo: está perfectamente estrellado, sin rastro de la dura tormenta que amenazaba con dificultar nuestra jornada.
Nos dirigimos a la playa, donde buscamos un punto estratégico donde plantar nuestros trípodes y aprovechar un buen punto de vista para inmortalizar el amanecer. No es tarea fácil, pues la fuerza del oleaje causado por la tormenta se ha llevado gran parte de la arena de la playa, dejando muy pocos sitios disponibles.
Con cuidado, escogemos los más seguros, pues las olas siguen bastante animadas, y hacemos acopio de filtros de densidad neutra y degradados para jugar con diferentes técnicas de larga exposición y efecto seda.
Una vez damos por finalizada la sesión de salida de sol y después de un merecido desayuno, llegan los surfistas a aprovechar la furia del mar con alegría, cabalgando las olas frente a nosotros.
Después de pasar un rato inmortalizando sus piruetas, empezamos nuestra excursión, que nos llevará a descubrir los rincones más fotogénicos de la zona. Uno de los primeros es este pequeño lugar donde encontramos un grupo de pintorescas casitas de pescadores, que visitamos brevemente para fijarnos en los detalles de los barcos y las entradas de las casas.
Seguidamente, continuamos para descubrir nuevas calas escondidas. Para acceder a ellas, debemos cruzar un paso en el que se une una riera con el mar, en medio de la playa. El momento es divertido y sin duda será recordado, ¡pues más de uno terminó más mojado de lo que pretendía!
Eso sí, la dificultad del paso tuvo su recompensa con un sinfín de vistas de costa, en las que veíamos como la furia del mar hacía impactar las olas contra los paisajes rocosos: sin duda, hoy podíamos retratar realmente el espíritu de la Costa Brava.
Poco a poco, llegamos al punto más alejado de la ruta: una bellísima e impresionante cala rocosa donde aprovechamos para comer con vistas. En este punto pudimos pasar algo más de rato, perdiéndonos entre las texturas de las rocas, las largas exposiciones e incluso unos cuantos gatos que vinieron a ver si conseguían nuestro cariño y nuestra comida, y a los que retratamos como si de tigres y leopardos se tratara.
De regreso, un nuevo sendero nos lleva a descubrir rincones aún más escondidos. De hecho, no coincidimos con nadie durante esta parte del recorrido, haciendo la experiencia todavía más especial.
Poco a poco la luz va cayendo y marcando el final del Phototrekking. El cielo se va tiñendo de tonos cálidos mientras regresamos hacia el punto inicial de la ruta, donde nos despedimos después de esta breve pero emocionante aventura.
Anna, Joan, Carlos, Carme, Fortià, Fina, Jaume, Neus, Josep, Lluís i Jon, muchas gracias por este día tan espectacular, esperamos veros pronto.
Y para el que se haya perdido esta fantástica jornada fotográfica, próximamente publicaremos nuevas actividades aquí: http://indomitus.eu/formacion/
Os dejamos con unas cuantas fotografías del Phototrekking Paisajes de Costa
1 comentario en “Paisajes de costa: crónica y fotos”
Un excelent dia de fotografia amb millor companyia !!