Ya era hora de que propusiéramos un nuevo phototrekking, y este 2025 nos estrenamos con RINCONES OCULTOS DEL GÁLLEGO, un phototrekking con grandes posibilidades paisajísticas y de fauna, que por si fuera poco incluye una cata de vinos en una bodega ecológica bastante peculiar.
Nos reunimos en el pueblo de Murillo de Gállego, donde sacamos partido las últimas luces del día para fotografiar el atardecer sobre los Mallos de Agüero, aprovechando la bonita estampa este pequeño pueblo de 140 habitantes. Aprovechamos desde la hora dorada hasta la hora azul, viendo cómo los tonos varían y se encienden las primeras luces de las casas. Después de aprovechar todas las posibilidades fotográficas regresamos a nuestro bonito alojamiento para entrar en calor y coger energías para la excursión del día siguiente.
Amanece con un cielo nublado, lo cual contribuye positivamente a nuestras fotografías de paisaje con una luz difusa y de bajo contraste que permite captar el detalle de la roca y la vegetación. La ruta de hoy nos lleva a recorrer los Mallos de Agüero, menos conocidos que los vecinos Mallos de Riglos. El recorrido circular nos permite disfrutar de todos los ángulos posibles para inmortalizar este bonito paisaje.
El buitre leonado es sin duda el monarca del lugar, omnipresente en la zona, posado en rocas y raíces, repisas y orificios en las rocas, esperando las térmicas que les permiten sobrevolar la zona en busca de algo que llevarse a la boca. Sin embargo, nada más comenzar la excursión un griterío lejano nos sobrecoge, y es que no solo los buitres se alegran de las térmicas. Las grullas, otro de nuestros grandes protagonistas de la semana, esperan el aire caliente, que les ayuda a ganar altura para comenzar su migración. No en vano nos encontramos en su última parada antes de cruzar el Pirineo.
Al día siguiente teníamos pensado ir a fotografiar la migración de las grullas. Sin embargo, la naturaleza tiene su propio calendario y nos permitió gozar de este espectáculo durante los dos días. Durante largos minutos, miles y miles de grullas nos sobrevuelan en varias direcciones convergentes. Es un placer ver cómo comparten sus giros con milanos y buitres leonados hasta coger la altura suficiente para seguir su camino.
Una vez pasan todas las grullas proseguimos nuestro camino, descubriendo nuevos detalles en el paisaje. Ahora nos centramos en los buitres, que proporcionan mucho juego, sobre todo cuando nos proponemos el reto de retratarlos justo entre dos rocas que dejan un minúsculo espacio negativo entre medio. Ni en los chutes a portería en los partidos de futbol he oído “gritos” de emoción como los que emitíamos cuando aparecía un buitre por el lugar esperado. Por supuesto, finalmente conseguimos el resultado deseado.
Esta breve ruta, sencilla pero muy completa, nos permite fotografiar paisaje de montaña, fauna y el perfil del pueblo desde un punto de vista diferente. En un recodo del camino incluso nos decidimos a trepar por un escarpe rocoso para alcanzar un lugar privilegiado donde comimos un sencillo pícnic mientras disfrutábamos de las vistas aéreas del entorno.
Tras terminar la excursión nos dirigimos a la iglesia de Santiago. Se trata de una magnífica construcción románica de la segunda mitad del siglo XII situada sobre un altozano cercano y construida totalmente en sillar de arenisca con abundantes marcas de los canteros que en su día dieron forma a los bloques de piedra. La configuración del edificio está fuertemente condicionada por el hecho de ser una obra inacabada, ya que solo se construyeron los tres ábsides de la cabecera y el crucero, no marcado en planta, que se cerró precipitadamente con un muro.
Al día siguiente nos desplazamos a una localidad cercana donde previamente habíamos quedado con Pablo, nuestro guía local experto en grullas y con quien observaríamos su migración. Pese a que el día anterior ya disfrutamos de un espectáculo sin igual, la visita a este lugar mereció la pena, no solo por volver a experimentar la belleza del vuelo de miles de grullas, sino también por las interesantísimas explicaciones de Pablo.
Al desaparecer el último grupo de grullas nos dirigimos a las bodegas Edra, donde realizamos una cata de sus vinos ecológicos, algunos de ellos solo disponibles en los restaurantes más exclusivos. Su vino “Grullas de paso” es el que inspiró esta actividad. Finalizamos el phototrekking entre viñedos y almendros en flor. No lo dudamos: este phototrekking ha venido para quedarse.
Muchas gracias por formar parte de este maravilloso grupo: Jordi, Emilia, Maite y Llorenç. Esperamos que lo hayáis pasado en grande y que hayáis aprendido mogollón. Y tú, que estás leyendo esta crónica y te estás muriendo de envidia por no haber venido en esta ocasión, ya puedes revisar nuestros próximos phototrekkings aquí.
1 comentario en “Phototrekking “Rincones ocultos del Gállego” 2025: crónica y fotos”
Un Phototreking muy interesante y entrañable, como todos los que he compartido con vosotros.
Gracias Emilia, Maite y LLorenç por vuestra compañía, calidez y amabilidad.
Y muchas gracias a Marta y Tato por una excelente organización, soporte y amabilidad durante esos días, volveremos a coincidir en otro Phototreking o viaje, seguro!