Hace unos pocos días regresábamos de la primera edición de este trekking fotográfico por Islandia con la tarjeta llena de fotos y nuestras mentes repletas de buenas experiencias vividas durante esta aventura fotográfica.
Ha sido una semana muy intensa en todos los aspectos: Por un lado, la meteorología islandesa se ha portado muy bien con nosotros, permitiéndonos caminar bajo temperaturas más que aceptables y sin lluvia. Por otro lado, las ubicaciones visitadas, a la par que espectaculares han resultado, tal y como el nombre del viaje lo indica, muy fuera de lo común. Hemos podido disfrutar del paisaje islandés sin las aglomeraciones turísticas que sufren otras zonas de la isla, sobre todo en esta época del año. Finalmente, y no menos importante, hemos tenido un grupo muy reducido y con muchas ganas de aprender y disfrutar, creando una atmósfera de buen rollo que nos ha acompañado durante todo el viaje.
El comienzo
Empezamos nuestra aventura en Keflavík, donde nuestro guía local Alberto (Amarok Adventures) nos esperaba con su vehículo 4×4 modificado para poder movernos libremente por las Highlands, cruzando ríos, lagos y carreteras imposibles. Tras una buena cena y un baño termal preparamos sobre el mapa nuestra ruta de los próximos días, moviéndonos de una zona a otra en coche y alternando con diferentes rutas y durmiendo en refugios de montaña.
Landmannalaugar
El primer día caminamos por la zona geotermal de Lanmannalaugar, tremendamente conocida y el punto con mayor afluencia de gente que visitamos. Sin embargo, pensamos que era un crimen no visitar este lugar durante nuestra ruta por las Highlands. Personalmente creo que es uno de los puntos imperdibles de todo viaje a Islandia. No en vano el trekking de Laugavegur, que encuentra su punto de inicio/final en este lugar está catalogado por National Geographic como uno de los trekkings más bonitos del mundo. Nosotros pasamos el día recorriendo algunas de sus montañas para coger altura y disfrutar del colorido paisaje a vista de pájaro. Además, ganar altura nos permitió disfrutar del entorno sin masificar.
Con vistas al glaciar
El día siguiente cambiamos totalmente los colores del paisaje. Las montañas de colorines que ofrece la riolita se vieron modificadas por un contraste de negro y verde fosforescente. Este día dejamos atrás el gentío y pudimos gozar de un paisaje que estaba ahí solamente para nosotros. Una sencilla ruta a través de las montañas del entorno nos permitió de nuevo ganar altura y gozar de la espectacularidad de las Highlands. Una vez en lo alto pudimos gozar de las vistas del lago Langisjór y el glaciar Vatnajökull. La visibilidad además nos permitió ver en la distancia el monte Hvannadalshnúkur, la más alta de Islandia.
El cañón de Elgdjá
El tercer día visitamos el impresionante cañón de Elgdjá. El mayor cañón volcánico de la Tierra nos dejó sin palabras por su belleza. Uno de sus detalles es la bonita cascada Ófærufoss, cuyo arco de piedra fue arrasado por la crecida de las aguas durante el deshielo en 1993. Durante nuestro camino al alojamiento de esta noche pudimos detenernos también en otros puntos muy fotogénicos, entre campos de lava y musgo y cascadas.
Los fuegos del Ragnarok
El cuarto día, nuestro recorrido nos llevó a visitar el interior de un colorido cráter con un lago oculto en su interior. Los colores, rojos, verdes y azules, parecían bailar con el ir y venir del sol y las nubes. El entorno no tenía desperdicio; un sinfín de saltos de agua nos llevaba hacia los paisajes que recorreríamos al día siguiente. Sin embargo, antes de adelantarnos decidimos cruzar en coche el desierto de arena negra de Mælifellssandur, el cual se encontraba bajo los efectos de una impresionante tormenta de arena, lo cual fue una aventura en sí misma.
Un bañito en la naturaleza
La ruta del próximo día tenía “final feliz”. Después de recorrer las lomas de color verde fosforescente durante unos 10km llegamos a una zona geotermal que nos permitió tomar un baño en plena naturaleza. ¡No os podéis imaginar lo bien que sienta un sencillo bocadillo tras salir de esas aguas! Y ojo, que no es que Alberto no cocine bien, sino todo lo contrario: Salmón a la brasa, sopa de verduras, lentejas o arroz con cordero fueron algunas de sus suculentas especialidades durante el viaje.
Por la tarde llegamos al refugio de Álftavatn, conocido por ser la segunda cabaña del famoso trekking Laugavegur. Aquí por lo tanto volvimos a reencontrarnos con otras personas, lo cual es bastante impactante después de tantos días en soledad. Sin embargo, valió la pena compartir la cabaña para gozar de la puesta de sol más bonita e intensa del viaje. Después de cenar nos dirigimos a una colina cercana, desde donde pudimos aprovechas todo el baile de luces desde el lago hasta las montañas y los glaciares Torfajökull y Mýrdalsjökull.
Bye bye Highlands!
En nuestro último día de trekking recorrimos algunos tramos del cañón de nombre impronunciable Markarfljótsgljúfur en dirección a Thórsmörk, donde ya nos encontraríamos con la primera carretera asfaltada y dejaríamos atrás las Highlands.
Con nuestro regreso al campo base de esta aventura, regamos nuestro éxito con una buena cerveza, un baño caliente y una espectacular cena mientras rememoramos a través de las fotografías, nuestras aventuras de estos días.
Han sido unos días magníficos que no serían lo mismo sin la participación de nuestros aventureros Nerea, David, Fina, Carme y por supuesto, Alberto. ¡Muchas gracias a todos por hacer de este viaje una realidad!
A continuación, os dejamos algunas fotos de los mejores momentos de este viaje. Si no te has apuntado aún a ninguno de nuestros viajes y estás alucinando con lo que lees, visita nuestro apartado de viajes fotográficos y que no te lo cuenten
1 comentario en “Joyas ocultas de las Highlands (Islandia): crónica y fotos”
Buah, una maravilla!! Si algún día voy a Islandia, que iré, será con vosotros.