Se trata de un phototrekking maldito. Si si, ya sé que dicho así da como mal rollo pero es la verdad, pues después de tres años intentando organizarlo por fin, se ha convertido una realidad. El primer año que lo propusimos, la mitad del equipo de INDOMITUS cogió la COVID, y la otra mitad era contacto directo, así que a tres días tuvimos que cancelarlo de emergencia. Al año siguiente un terrible pronóstico meteorológico nos obligó a cancelarlo de nuevo. ¡Pero como se suele decir, a la tercera va la vencida!
Y así fue. Nos encontramos entre risas y cervezas en el hostal en el que pasaríamos la primera noche. Comentamos las particularidades y detalles de la ruta escogida y como sería el funcionamiento del día a día durante este phototrekking tan especial.
Al día siguiente y después de un abundante desayuno nos dirigimos al punto en el que inició nuestra excursión de montaña. El cielo estaba completamente despejado, exceptuando el pequeño y estrecho valle por el que deberíamos ascender resiguiendo el río. Allí las nubes se arremolinaban, haciéndonos dudar si terminaríamos por mojarnos. Sin embargo, las nubes poco a poco fueron menguando, dejándonos esperanzas para la noche.
Con la caída de las luces montamos nuestro campamento en las proximidades de un lago de montaña que nos hizo de modelo durante la puesta de sol y las nocturnas. La falta de viento propició que tuviéramos un perfecto reflejo de las montañas colindantes sobre sus cristalinas aguas. Por la noche, las nubes y los claros se peleaban por conquistar un cielo de lo más estrellado. Cuando las nubes terminaron por ganar la batalla supimos que era hora de ir a dormir.
Solos en la cima
Al día siguiente y con la salida del sol, desmontamos nuestro “campamento” y seguimos montaña arriba hacia un nuevo destino. Por el camino, una simpática marmota nos hizo de modelo como nunca antes habíamos experimentado con uno de estos asustadizos mamíferos peludos.
Llegamos a nuestro destino hacia mediodía, a la vez que unas nubes amenazadoras. Los truenos retumbaban cada vez más cerca, sin embargo, la tormenta pasó de largo, permitiéndonos aprovechar la tarde explorando la zona e incluso, un grupo de valientes y experimentados montañeros hicieron cumbre en un pico cercano, desde el que pudieron obtener una visión a “vista de pájaro” de todo el paisaje que nos rodeaba.
De nuevo montamos nuestro “campamento” y disfrutamos de una bonita puesta de sol sobre las aguas cristalinas de un pequeño pero precioso lago de montaña. Por la noche, las nubes no fueron muy benévolas, pero nos permitieron disfrutar un rato de las estrellas antes de lanzarnos la madre de las tormentas encima. Eso sí, con la suerte de encontrarnos ya a salvo dentro de las tiendas. Sin duda un espectáculo de luces y sonido que jamás olvidaremos.
La vuelta a casa
La siguiente mañana, nos vimos obligados a guardar las tiendas aún mojadas. Después de un buen desayuno, emprenderíamos el descenso, acompañados de lluvia e incluso granizo. A media bajada, el sol salió para secar nuestras ropas y permitirnos tomar algunas fotografías más antes de finalizar nuestra excursión.
Sin duda ha sido un phototrekking lleno de emoción y aventura, con mucha montaña y muy buen rollo. Siempre decimos que el éxito de estas actividades depende no solo de los organizadores, sino también de los participantes. Es por ello que queremos aprovechar para dar las gracias a Francesc, José Luís, Rodolfo, José y “los Joseps”. ¡Sin vosotros esta pequeña pero intensa aventura no habría sido posible! Y si estás leyendo esto y estás pensando “¿Yo por qué no me apunté a esto?” ya estás tardando a echar un vistazo a nuestros próximos phototrekkings
Os dejamos con algunas fotos más de este phototrekking:
