Un año más las estrellas nos reúnen en Malniu. Es la quinta ya, y todas ellas han dado resultados diferentes. De nuevo, la naturaleza nos sorprende ofreciéndonos la posibilidad de disfrutar de forma distinta un mismo lugar.
En esta ocasión nos enfrentábamos a una previsión meteorológica que sin duda ponía en riesgo la parte vital de la excursión. Un cielo nublado y con posibles lluvias amenazaban con quitarnos las estrellas. Sin embargo, nosotros ya llegábamos con la intención clara de aprovechar todo lo que la naturaleza tuviera para ofrecernos.
Y así, tras una primera tarde de atmósferas amenazantes y una noche frustrada por las nubes encarábamos la subida al lago de Malniu. La excursión, corta pero llena de posibilidades, nos permitió fotografiar el paisaje de bosque y también algunos detalles, entre los cuales destacaban las primeras flores que se abrían para recibir los fugaces rayos del sol, las texturas de los árboles caídos por la fuerza del viento o el paisaje lejano de la Sierra del Cadí.
Una vez arriba, dimos una vuelta al lago para disfrutar de sus mil caras. Entre barro y agua, descubrimos la pequeña fauna del lugar: mariposas, renacuajos y mariquitas demostraban que la primavera poco a poco dará paso al verano, ya a la vuelta de la esquina.
Por la tarde, una excursión más corta y sencilla nos descubrió los rinconcitos del Estany de Tarterès, más cerca del refugio y una de nuestras opciones para la sesión de fotografía nocturna de la siguiente noche.
A media tarde las nubes parecían crecer de nuevo, acompañadas por un viento fuerte. Mientras dejábamos pasar el tiempo para ver si podríamos ver las estrellas pudimos disfrutar de una preciosa puesta de sol sobre las montañas del Moixeró. Las nubes, rosadas por la caída del sol, cubrían las faldas boscosas de las montañas mientras algunos claros dejaban pasar la luz, iluminando pequeñas porciones del paisaje al fondo del valle.
Tras la puesta de sol, el viento se intensificó y todo apuntaba a que finalmente no podríamos salir a fotografiar las estrellas. Incluso la previsión prometía un cielo cubierto al 100%. Sin embargo, nuestra sorpresa fue un cielo totalmente despejado y estrellado. Si bien el frescor de la noche hizo que algunos se retiraran pronto, un puñado de valientes resistieron para gozar de la Vía Lactea.
Después de una noche de más bien poco dormir, decidimos bajar altitud para gozar de un paisaje totalmente diferente. Cambiamos los bosques de pino y los lagos de montaña por un paisaje más árido y repleto de opciones florales, como las amapolas y orquídeas y la pequeña fauna, como las variadas mariposas o la esfinge colibrí. Un buen paseo fotográfico que, sin duda, puso la guinda al pastel de este fin de semana.
Muchas gracias por acompañarnos Fina, Isa, Joan Ramon, Olga, Ignasi, Ina, Ricard y Carme. Ha sido un verdadero placer compartir este phototrekking con vosotros.
Y tú, que estás leyendo esta crónica y te estás muriendo de envidia por no haber venido, ya puedes revisar nuestros próximos phototrekkings aquí.